Tuesday, March 06, 2007

La segunda vez ( III )

La señora Dolloway. Virginia Woolf.
(hasta página 146)
Rezia no acepta que el medico le diga que su marido está enfermo, tiene el instinto de no confiar en este médico, que tiene tanto sentido de la proporción y hace diagnósticos infalibles, pero a quien, por sobre del hecho de ayudarles, lo que le gusta es el poder que puede ejercer sobre sus pacientes.

(hasta página 162)
Los lazos imaginarios que nos unen a las personas... son como los hilos o las telarañas que tan bien describe la autora.

(hasta página 172)
Ahora sabemos porque Clarissa da fiestas: son su creación. Ella da fiestas tal y como Virginia escribe: como una ofrenda. No le hace falta hacerlas, pero eso da sentido a su vida. Veo una analogía entre la necesidad de escribir de Virginia Woolf y la necesidad de dar fiestas de Clarissa. Este organizar, mover los hilos, ser objeto de la admiración de los demás...

(hasta página 178)
La señorita Kilman, el reverso de Clarissa. Una persona egoísta, que no es feliz y tiene la fe de los conversos. Elisabeth admira su inteligencia. Clarisa piensa que ella le da a Elisabeth algo que ella no sabe darle, pero en realidad no tiene motivos reales para estar celosa de ella.
La señorita Kilman me recuerda el personaje de la criada del El primo Basilio. Ella también se escudaba en el hecho de ser fea para justificar que nadie le amase, y lo usaba como excusa para ser cruel con los demás y para tener comportamientos compulsivos. Es exactamente el mismo tipo de personaje, igual de egoísta, si bien la señorita Kilman es mucho más inteligente y culta.

(hasta página 194)
La persona que tiene más influencia en Elisabeth no es la señorita Kilman, sino Clarissa, su madre. Los miedos y los celos de Clarissa están injustificados.

(hasta página 209)
"nadie hacia reír tanto a Rezia como Septimus" Ahora sabemos porqué ella se ha casado con él. A él puede decírselo todo. El sombrero es el símbolo de las cosas que como matrimonio han compartido. Septimus también le amaría, si estuviese sano. Sabe que ella está de su parte, pero está enfermo, y nada puede hacerlo feliz.

(página 208)
(Este pasaje es una especie de resumen de la felicidad que Rezia ha encontrado al lado de Septimus)

En este suicidio de Septimus hay una gran dosis de crítica de la institución médica.

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