Sunday, February 05, 2006

Perdiendo contra Napoleón

Ha pasado. Finalmente Fouché se ha enfrentado a Napoleón, y ha salido trasquilado. No diré que era de prever, porque de echo yo no lo preveía, que pasaría esto. No me imaginaba que este hombre (Fouché) fuese tan atrevido como para hacer cosas a la espalda del Emperador. En principio parece que eso no va con su carácter, siempre de acuerdo con quien tiene el poder. Pero parece que el ansia de ser él quien detente este poder le ha perdido. Ha estrechado demasiado el hilo. ¿Era un gran estadista o simplemente alguien con muchas ganas de entretejer los hilos? ¿Lo hace por el bien de Francia o por su propio afán? Si no tuviese tan asentada la mala opinión que tengo de él, casi diría que lo hace por el bien de Francia. En este caso, sería un gran estadista. Pero conceder que Fouché era un gran hombre, incluso un gran político, es más de lo que mi mala opinión de él puede concebir. Ahora hace una cosa buena, sí. Pero Zweig deja claro que lo hace por su afán personal, y en ningún lugar dice que piense en el bien de su país. Y si Zweig, a quien el personaje fascinó lo suficiente como para hacer un libro sobre él, no lo piensa, ¿quién soy yo para pensarlo?