Saturday, April 14, 2007

Y se hizo la luz


Hace poco buscaba una lámpara para leer. (Reconozco que en asuntos de iluminación a veces puedo ser un poco maniática.) No me valía cualquier lámpara. Tenía que ser una lámpara igual a una que tengo por casa, que compré hace ya tiempo; el mismo concepto de lámpara. Recorrí muchas tiendas de iluminación, pero como la que yo buscaba no tenían. No sé si os habéis fijado nunca en alguna tienda de estas: son abigarradas, llenas de lámparas y lamparitas; no sabes qué escoger. Pero lo que yo quería no lo tenían. En una me dijeron que si les llevaba la lámpara que tenía por casa, quizá, sólo quizá, podrían intentar buscarme una parecida. O sea que no compré nada. Mi idea no era pasearme por medio mundo con una lámpara en la mano, o sea que continué yendo a diversas tiendas. Hasta que entré en aquella tienda. Era una tienda de mucha tradición, se veía de lejos. No estaba abigarrada; había unos pocos modelos. Unas lámparas clásicas, de las de toda la vida. Quizá en comparación con las otras tiendas, pasadas de moda. O mejor, atemporales. Pero justamente allí encontré la lámpara que yo buscaba: aquel concepto de lámpara como el que tenía por casa, tal y como yo la quería. Me alegré mucho de no haber comprado precipitadamente algo que no me satisficiera lo suficiente en otra tienda y de haber esperado a encontrar justo lo que yo quería. Me había costado, pero al final había dado con ello. Estoy segura que en esta tienda de lámparas atemporales (¿pasadas de moda?) venden más que en cualquier antro lleno de lámparas de diseño. Saben lo que venden y saben lo que la gente necesita: clásicos. Y ahora todo el mundo puede adivinar qué viene ahora: decir que lo mismo pasa con los libros. Sí, sí, ya sé que se me ve venir. Pero lo digo: lo mismo pasa con los libros.

No comments: