Wednesday, September 20, 2006

Humanidad


Las cenizas de Ángela. Frank McCourt. Capítulo II. Es evidente que este hombre (el padre de Frank) tiene un problema con la bebida, pero que quiere a sus hijos. Es decir, que veo que los quiere por como carga con ellos durante la caminata, por como los acompaña a la comuna, por como llora cuando mueren. Pero en cambio, se bebe lo que ellos deberían comer. No lo hace por maldad, tiene un problema, es alcohólico, no puede evitarlo. Tiene que ser terrible los remordimientos de conciencia que ha de provocar una cosa así, pero también ha de ser terrible para la familia, que no tiene ninguna culpa. Y perdonad que os lo diga, pero la cultura irlandesa no ayuda: les pasa cualquier cosa, y sólo hacen que beber. Para celebrar y para enterrar. Allí un alcohólico no puede curarse de ninguna de las maneras. Si es que curarse es posible, claro. Beber está socialmente aceptado, es como un símbolo de masculinidad. Entiendo a Malachy, él tiene que beber. ¿Pero ha de beber hasta el punto de negar el pan a sus hijos? Tiene que haber otras maneras. Por quien me sabe mal es por los niños, y por Ángela.
En este capítulo también se ve eso de cuando más ignorante y pobre es una sociedad, más intolerante es con los que viene de fuera. ¿O es que somos siempre así, los humanos?

"La luna de Limerick brillaba tanto que se veían sus pedacitos en el agua, y yo quería recoger sus pedacitos, ¿pero, cómo, con las pulgas subiéndome por las piernas?"

Frank McCourt
Las cenizas de Ángela

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