Monday, May 29, 2006

Sana obsesión


Con toda la emoción, he acabado de leer Novela de ajedrez, de Stefan Zweig. La he leído de un tirón, la fiebre por saber qué pasará me venció. Conozco una cosa comparable a la obsesión por el ajedrez que se describe en este libro: la obsesión por las novelas de Stefan Zweig, la primera vez que las lees. Es lo mismo, este olvidarse de todo, este no preocuparse por ninguna otra cosa, solo continuar leyendo; no comer, no dormir: sólo ir pasando páginas. Nunca es bueno obsesionarse, y además el libro viene a decir eso: cuidado con las obsesiones en las que no te comunicas con los demás. Pero ojalá hubiesen más novelas de estas, novelas con las que te puedas obsesionar de esta forma.
Stefan Zweig era un maestro, un maestro en la descripción del microcosmos que es la mente de una persona. No se le escapa el matiz más fino del pensamiento, la más pequeña reacción humana. Es un autor del que, por lo que he leído por Internet, todo el mundo se enamora. Se hace difícil que pueda ser de otra manera. Hay autores que provocan infinitas controversias: la reacción ante Zweig es unánime. Todo el mundo destaca su sensibilidad, pero hay muchas cosas más, cosas que es un placer ir descubriendo. Como dice mi librero, sus novelas son pequeñas joyas.