Thursday, May 11, 2006

Edith Wharton


Aún recuerdo la impresión imborrable que me dejó La casa de la alegría. Una vez leí que John Gardner decía que Edith Wharton era menor. ¿Como puede ser menor una novela así? Vemos a Lily Bart ir de error en error, y no podemos hacer nada. La vida es así, a veces. Nos engañamos tanto como Lily Bart se engaña si misma, y no podemos hacer nada. En este mundo en el que vivimos, es muy difícil saber donde está la verdad, la auténtica amistad, el auténtico amor. Ella se queda atrapada en la telaraña que ella misma ha dejado que se teja a su alrededor. La construcción de esta telaraña es uno de los grandes logros de esta novela. La vida de Edith Wharton fue una telaraña así en algún momento, pero gracias a la escritura consiguió salir de ella. La escritura, pero, fue para ella otra telaraña, y las exigencias del mercado editorial una espesa red donde quedó atrapada. La escritura puede salvarnos, pero también puede ahogarnos en un momento dado. A partir de ahora, escribiré sólo cuando la escritura me salve.