Monday, April 17, 2006

Amistad y crueldad


He terminado El bell estiu. Como me pasó con el otro libro de Pavese, los últimos capítulos los he leído de una tirada, no he podido dejarlo hasta el final. La curiosidad por saber "qué pasará" me vence. Pues bien, ya lo sé. Sabía que no sería cosa de echar las campanas al vuelo. Me parece un libro muy amargo. Al final, hay lugar para la esperanza, pero yo diría que más por una necesidad estética del autor que no por que sea verdad.
Las personas hieren, pero, ay, no podemos prescindir de ellas. Es eso lo que nos viene a decir este libro. La gente no es perfecta, pero es lo único que tenemos. ¿Los hubiese perdonado yo? Ginia los perdona y se vuelve como ellos. Ahora sabe un poco de qué va el mundo. Y mejor perdonarlos que estar sola, eso es lo que piensa Ginia. De todo modos es un libro amargo, no dice mucho a favor de la amistad incondicional ni de la confianza en los amigos. Poder confiar en la gente que te rodea es importante. Pero en el universo de Ginia no hay más gente, o sea que en cierta manera sus últimas palabras son lógicas. El error ha sido suyo de pensar que los pintores, los artistas, eran diferentes, mejores. Para ella un pintor tenia un aura de vivir en otro mundo. Pero son como las demás personas.
Un libro agridulce, que deja un gusto amargo. Todos tenemos nuestros sueños, nuestras ilusiones. Pero por desgracia, tarde o temprano la vida se encarga de hacernos volver a la realidad. No sé quien decía que la realidad nos pone en nuestro sitio, y que nosotros, con la escritura, ponemos la realidad en el suyo. Pero no todo el mundo escribe. Pavese escribía y captaba una realidad amarga, pero llena de sensibilidad, belleza y de inflexiones humanas.